Hola, Reader.

En mi hemisferio estamos en vísperas de vacaciones de verano. Esta semana es la de las urgencias, la de terminar todo lo que queremos dejar resuelto antes de descansar.

Estamos cansados. Yo lo noto en la caligrafía. Escribo mucho a mano y la letra -más o menos simétrica, más o menos torcida- me revela el estado de ánimo. La mano sigue las órdenes del cerebro y el cerebro está exhausto: renglones torcidos y letra incomprensible.

Mi amiga Yolanda me planteaba que si trabajas por cuenta propia el concepto "vacaciones" es resbaladizo: como responsable de tus ingresos futuros, nunca desconectas, porque a la vuelta no nos espera una nómina asegurada. Por lo tanto, me decía -y creo que tiene razón- no deberíamos imponernos una noción prefabricada de lo que hay que hacer en vacaciones (viajar y/o pasar unos días en la costa/montaña) o de cómo deben ser (exóticas, singulares...).

Cada cuál descansa a su manera. Este verano yo me he enamorado del concepto "balneario en casa": convertir la vida cotidiana en un espacio placentero y relajante. Iré viendo sobre la marcha. En la programación de mi balneario particular están como siempre la natación y también la escritura y la lectura. Otra amiga me recomendaba el aburrimiento. Aburrirse significa detenerse y lo cierto es que ni recuerdo cuándo fue la última vez que me aburrí: ¡esto sí sería exótico!

¿Qué planes tienes tú para las vacaciones?

Si vas a leer, me permito dos recomendaciones.

A menudo me preguntan de qué tratan mis libros y si siguen un orden determinado.Aquí tienes mis novelas en orden de lectura; aquí, los manuales.

No escribo poesía, pero Manuel Hernández sí : me gusta mucho su proceso creativo (poesía + música).

Deseo que estos días te traigan calma, momentos brillantes y recuerdos bonitos.

Felices vacaciones. Nos leemos al regreso,

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