Hola, Reader.

A veces se te atraganta un proyecto. No ves cómo avanzar y comienzas a perder de vista el objetivo. Te atascas.

Te entiendo, porque en esa tesitura estoy yo ahora mismo con mi nueva novela. La trama es muy compleja y mi cerebro ha entrado en pánico: "Tienes que verificar este dato" "La protagonista no es nada interesante" "Este capítulo es demasiado largo"... Podría hacer una lista interminable de todo lo que va mal -mejor: de todo lo que mi cerebro se empeña en hacerme creer que va mal.

Mi cerebro -y el tuyo- está diseñado para protegernos. Sabe que si terminamos un manuscrito y lo publicamos, el libro será leído y su autora, juzgada. Y para evitar preventivamente ese juicio, lo mejor es abortar ahora la operación.

Te cuento cómo lo gestiono: poniendome orejeras. Las orejeras se ponen a los caballos de carga para que no vean a los lados y solo miren hacia adelante.

Eso mismo.

Me pongo frente al teclado y escribo.

Comienza el desfile de dudas. ¿Estás segura de que la fecha es correcta? Orejeras. Escribir. No parar.

Llegan las lamentaciones. ¡Esto se ha explicado tantas veces! Escribir. No parar.

Falla la confianza. No tengo nada claro que llegues al final. Escribir. No parar.

Escribo por pura tozudez.

Cuando tu cerebro pasa a la ofensiva, la tozudez es la mejor musa.

Ya habrá tiempo de revisar y editar. No se trata de escribir el texto perfecto: se trata de acabarlo.

¿Cómo afrontas tú las crisis de confianza creativa? Cuéntamelo respondiendo a este mensaje.

Nos leemos,