Hola, Reader.

Esta es la historia de una carta imposible que llegó a su destino.

Italia. 13 de diciembre de 1943. El escritor Primo Levi -que en aquel momento no escribía: luchaba como partisano- es arrestado por la milicia fascista y entregado a los ocupantes alemanes.

Levi es enviado primero al campo de Fossoli, cerca de Módena. El 22 de febrero de 1944 todos los judíos de Fossoli son deportados a Auschwitz. Desde el tren donde viaja junto con sus amigos y compañeros de cautiverio, Levi deja caer una postal escrita en mayúsculas y a lápiz, con un ruego: "Envíenla por favor".

La nota, dirigida a su amiga Bianca Guidetti Serra, decía:

“Querida Bianca, estamos viajando a la manera clásica. Saludos para todos. Os pasamos la antorcha. Adios, Bianca, te queremos. Primo, Luciana, Vanda”.

Y aquí viene el milagro:

La carta llegó.

Alguen encontró la postal de un prisionero judio que viajaba en condiciones infrahumanas (cuarenta y cinco personas amontonadas en un vagón de mercancías, incluyendo una madre con un recién nacido) camino de un campo de concentración. Y esta persona anonima logró que la postal llegara a su destinataria.

Hablamos de esta carta en el curso en Laie, a propósito de la exposición monográfica que recoge la correspondencia que Primo Levi mantendría con sus lectores alemanes.

He querido que la nota de esa semana sea un agradecimiento desde el recuerdo a la persona que corrió ese riesgo, porque su gesto es testimonio de nuestra propia humanidad.

Y me está pareciendo que ahora es necesario tenerlo presente.

Estaré encantada de leer tus comentarios. Solo tienes que responder a este correo.

Nos leemos,